martes, 9 de febrero de 2010

Libertad, libertinaje y liberalismo

Por Juan Carlos Ortega

El pasado miércoles Felipe Calderón dio su mensaje de año nuevo. En él “pedía” a los ciudadanos tolerar el abuso del ejecutivo a las finanzas de los hogares mexicanos y esforzarse por resarcir el aletargamiento de la productividad Nacional sin importar la falta de interés político por llevar a cabo las transformaciones que el país requiere en materia industrial, educativa y política. De acuerdo al mensaje, el bicentenario de la independencia será el vector que guiará el esfuerzo de los mexicanos para emular las acciones de los personajes que vieron nacer a México como una Nación independiente.

¿México es en verdad libre y soberano? Difícilmente. La autonomía Nacional ha sido sometida por la ironía de los límites neoliberales y el pragmatismo del libertinaje legislativo. En la actualidad se carece de soberanía alimentaria, nuestro ciclo productivo está condicionado por la tendencia estadounidense, organismos supranacionales vigilan sigilosamente la diplomacia internacional y hasta los pocos e inmorales instrumentos de legitimación gubernamental dependen de las transferencias monetarias plasmadas en el plan Mérida.

Sin duda la libertad ha sido cuarteada por la dinámica globalizadora: inversionistas mexicanos han sido desplazados por los capitales extranjeros, los cuales cuentan con ventajas competitivas, de desarrollo industrial y de estructura financiera, que sitúan a los competidores en niveles inequitativos.

Por otra parte, el libertinaje con el que la clase gobernante se ha comportado a la hora de legislar, se ha caracterizado por anteponer los intereses privados a las necesidades de desarrollo social. La falta de representatividad es por si misma una condicionante a la libertad, pero a ella se pueden adherir ilustrativos ejemplos:

La obstinación por continuar la lucha armada contra el narcotráfico ha encarecido, en términos de seguridad, el costo por transitar dentro del territorio; al tiempo que México se presenta como el país más peligroso para desarrollar actividades periodísticas. Así mismo, a millones de mujeres se les ha prohibido la capacidad de decidir sobre el futuro de sus embarazos y aunque el matrimonio homoparental ha ganado un resquicio de terreno, la opacidad de los procesos políticos y la vulnerabilidad de los derechos humanos son paradigmas aun prevalecientes en nuestra sociedad.

Avanzar en el sentido de la libertad planea la necesidad de terminar con los sometimientos del modelo neoliberal y combatir el libertinaje con el que hoy se legisla. Solo así se alcanzará el respeto de las garantías individuales y colectivas.

viernes, 29 de enero de 2010

Sorpresa, sorpresa

Por Juan Carlos Ortega

Como ya es sabido, México vive la peor de sus crisis en los últimos 70 años. La pronunciada caída de producto interno bruto ha traído repercusiones en las áreas de empleo, inflación, pobreza y seguridad, muchas de estas consecuencias eran previsibles de acuerdo a las experiencias vividas en periodos anteriores. Sin embargo, es de llamar la atención la forma en la que los diferentes actores sociales han reaccionado ante este escenario.

Como era de esperarse, las fuerzas políticas han rendido tributo al terrorismo legislativo con el que se han comportado en décadas recientes: más impuestos, encarecimiento de insumos intermedios, recortes presupuestales a programas sociales y la ausencia de estrategias para el crecimiento, son sólo una parte de la negligencia que alimenta el deterioro de la calidad de vida de los mexicanos. Ante ello, la sociedad se ha resignado -pese a los tímidos reclamos ahogados en el aislamiento y la desorganización- a acatar las reglas impuestas desde los poderes del Estado. Contra todo pronóstico, han sido los empresarios el sector que ha roto con el esquema, la invitación fiscal para incrementar el precio de bienes y servicios ha sido declinada por algunos consorcios. Es cierto que han sido pocas las empresas que han mantenido sus tarifas y que quizá sus razones estriben en privilegiadas estructuras de costos o en que la perdida de consumidores por el encarecimiento de sus productos sea más costoso que asumir el incremento de los impuestos, ¿pero no es una sorpresa que los empresarios estén más preocupados por mantener contentos a sus clientes que los políticos a sus electores? Tal vez no por la historia de los legisladores, pero es un buen ejercicio reflexivo de cara a las elecciones de 2012.

Al tiempo que la clase política ha resulto trasferir el costo de la crisis a los ciudadanos, la población ha decidido solapar las decisiones tomadas desde el congreso, en tanto que algunos empresarios se han permitido asumir el costo impositivo y mantener sus tarifas. ¿Qué lección podemos sacar de esta historia? Beatificar a los empresarios no es una opción; es evidente que existen razones de promoción, costos y clientes, que les han permitido tomar esta decisión. Lo que llama la atención es que contraria a la activación del entramado comercial, la sociedad yace en la indiferencia, lo que le ha orillado a jugar un papel marginal en la toma de decisiones ante la coyuntura. Lo que nos toca hacer como sector social es emprender un dialogo de inconformidad que nazca de la información y la organización ciudadana. Las precauciones empresariales reposan en la preferencia de los consumidores; de la misma forma, en la medida en que las acciones legislativas sean trasladadas a las preferencias electorales, mediante votos y desaprobaciones, se cerrará la brecha que existe entre la clase que gobierna y la que es gobernada.

jueves, 28 de enero de 2010

La doctrina del Shock -The shock doctrine-

La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre” es el nuevo libro de Naomi Klein que, en la línea de su ya famoso “No logo“, continua poniendo el dedo en la llaga.

En esta ocasión, argumenta el cómo, sobre la base de una teoría del economista neoliberal estadounidense Milton Friedman, “solamente una crisis real o percibida produce cambios verdaderos”, los gobiernos socavan las libertades y los derechos aprovechando los momentos en que la sociedad está más impactada por guerras, catástrofes o atentados. Frente a esto, la periodista canadiense plantea como defensa, que la ciudadanía este informada sobre la que ocurre y por qué (”Information is shock resistance. Arm yourself”).


Esta teoría nos da varios elementos de análisis en la actualidad en México, como en el caso del manejo de la información sobre el virus AH1 N1, la guerra contra el narcotráfico, el ataque terrorista contra las torres gemelas.

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Boris G.

domingo, 24 de enero de 2010

El diálogo filosófico

Por Osiris González

La filosofía está más cerca de tu vida de lo que te imaginas; todos en alguna ocasión hemos formulado preguntas para tratar de explicarnos nuestra existencia, todos hemos discutido para defender nuestro punto de vista sobre algún asunto polémico en materia de economía o religión, todos hemos sospechado de la demagogia presente en los discursos de los políticos o de la veracidad de ciertos comunicadores.


La reflexión filosófica es una facultad vital que nos sirve para explicar los sucesos que acontecen a nuestro alrededor, asimismo nos ayuda a evitar el dogmatismo y la intolerancia, al ser capaz de someter a juicio cualquier tipo de creencia, valor, concepto o institución. Por ejemplo expresiones tan discutibles, pero tan utilizadas como: “el que no tranza no avanza”, “en la guerra y en el amor todo se vale”, “a la tierra que fueres haz lo que vieres”, “si no puedes con tu enemigo únete a él”, pueden considerarse como expresiones simplistas de una doctrina filosófica conocida como pragmatismo.


A pesar de su simplicidad, cada uno de estos refranes influye sobre nuestra conducta y su interpretación se vuelve problemática cuando esa “sabiduría coloquial” sustituye al razonamiento. Eso resulta dramático sobre todo en el campo de la política, donde es bien sabido que el “sentido común” es la cosa peor repartida del mundo. Por eso resulta muy importante que los ciudadanos reflexionen sobre el tipo de país que desean y sobre los medios necesarios para lograrlo.


En la semana del 25 al 29 de Enero se realizará el XV Congreso Internacional de Filosofía, “El diálogo filosófico”, organizado por la Asociación Filosófica de México. Este evento nos brindará la oportunidad de conocer las ideas que actualmente se están generando en México, no sólo en el campo de la política, sino también en las esferas del arte y de la ciencia.


La entrada es gratuita y las actividades como: conferencias, simposios, presentaciones de libros y eventos culturales, se llevaran a cabo en la zona de investigación en humanidades de la UNAM y en el auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo. MUAC. El programa completo del evento puede consultarse en la página www.afm.org.mx


viernes, 22 de enero de 2010

Desilusión a un año

Por Juan Carlos Ortega

Ha transcurrido ya un año desde el arribo de Barack Obama como el presidente número 44 de Estados Unidos. Doce meses han pasado y con ellos, gran parte de las expectativas generadas al inicio de su administración. La popularidad del primer mandatario afroamericano se ha desvanecido en compañía de las promesas incumplidas.

En una muestra de suma empatía, resulta imposible culpar a Obama del colapso económico gestado durante el periodo de su antecesor, pero apenas se puede calificar de aceptable las maniobras con las que el gobierno federal dio respuesta a la contingencia financiera de 2009.

La evaluación empeora cuando se introducen al análisis las acciones en política internacional. Aunque aún se ve lejano el día en que el actual presidente emprenda una nueva guerra, todavía resulta incomprensible su designación como el premio Nóbel de la paz. El plazo para el cierre de Guantánamo se ha vencido, y aunque la iniciativa mantiene vigor, es difícil precisar si esto ocurrirá. A ello hay que sumar las declaraciones hechas tras el incidente ocurrido en un vuelo que tenia como destino EU y en las cuales se decía: “no hay que olvidar que todavía estamos en guerra”. Más significativa fue la tímida postura adoptada ante la destitución del presidente electo de Honduras, Manual Zelaya; si bien es cierto que finalmente fue condenado el golpe de Estado, el posicionamiento del presidente norteamericano estuvo lejos de hacer honor al galardón con el que le fue reconocido.

Otra promesa pendiente es la reconversión de las tecnologías contaminantes y la creación de políticas para hacer frente al cambio climático. La cumbre de Copenhagen estuvo marcada por los señalamientos de la comunidad Africana sobre la falta de voluntad política, de los representantes norteamericanos, para llevar a cabo los acuerdos necesarios que culminaran en un pacto internacional para reducir, globalmente, la emisión de gases de efecto invernadero.

Finalmente habrá que señalar que una de las principales propuestas que guiaron al candidato demócrata hasta la casa blanca, fue la promesa de llevar a cabo una reforma migratoria de la cual todavía se desconoce su paradero.

En suma y toda proporción guardada, la administración de Obama durante su primer año de gobierno no dista mucho de la tendencia observada en la postura de sus antecesores. La crisis económica puso un tope al proyecto de Nación, pero de ninguna manera debería representar un obstáculo para que el presidente y el congreso, con mayoría demócrata, lleven a cabo una legislación a la altura de sus promesas de campaña. La falta de acciones y la decepción causada por promesas incumplidas, han empezado a cobrar factura: el nivel de aceptación entre la ciudadanía ha caído hasta ubicarse en 50% y la elección del candidato republicano Scott Brown en Massachusetts, pone en grave riesgo la aspiración más ambiciosa de Barack Obama, la reforma al sistema de salud.